Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
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Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Queridos compañeros y amigos del club:
Acabamos de volver de un viaje por la Costa Amalfitana y Nápoles. Aunque hemos ido en avión, los desplazamientos los hemos hecho en un scooter alquilado (300 cc). Creo que es la única forma de moverse en el caso de la costa amalfitana y muy conveniente en el caso de Nápoles. La experiencia de estos diez días ha sido intensa y nos ha parecido a Martha y a mí que podía ser útil trasladaros alguna información sobre ello.
El trayecto Sorrento-Positano-Amalfi-Salerno (costa amalfitana) es una carretera preciosa, una curva detrás de otra, junto al mar, de un deslumbrante azul profundo (para el que no tienes ojos, por otra parte), de dos apretados carriles, que se reducen a uno en gran parte del recorrido porque uno de ellos se ocupa con paradas de bus, aparcamiento, venta ambulante, peatones, turistas, tertulias, fotos, etc. Y en ese bucólico entorno se desarrolla el tráfico de los miles de vehículos que por allí circulan como una lenta “serpiente multicolor”, que decían los clásicos del ciclismo.
Pese a todo, se circula razonablemente y sin grandes tensiones, bajo el insoslayable imperio de un único principio: no se puede respetar ninguna de las normas del código de circulación. Si lo haces: provocas el caos, inevitablemente. Tú y solo tú serás el único responsable de la catástrofe. ¡Atentos, que no es broma!
Las normas de tráfico, digamos convencionales, han sido sustituidas por la prioridad absoluta a los “motorini”, que, con el consenso de todos, circulan, se paran o se cruzan donde quieren, cuando quieren y como quieren, a la velocidad que quieren. Las señales de tráfico han sido reemplazadas por códigos gestuales de respeto obligado: una mirada, un gesto, un leve movimiento del hombro, un imperceptible amago con la cabeza; en caso extremo, un suave toque de claxon, no de reproche, sino de aviso y amable advertencia. Y todo fluye, precisamente, porque todo el mundo hace lo contrario de lo que las normas dicen que debería hacerse: uno se para, avanza, adelanta, aparca, maniobra, corre, donde se puede y no donde se debe. Todo lo cual vale también para la isla de Capri, que también recorrimos en motorino, aunque aquí el peligro (real) se concentra en las curvas ciegas, que hay muchas, y que los autobuses y taxis toman como si no hubiera un mañana.
Nápoles es otra cosa, vive en otra dimensión de la realidad. ¡Genial!: la ciudad donde el caos alcanza la categoría de obra de arte. Baste decir que tiene ¡53 santos patrones!, ¡53!, y que el principal, “San Gennaro”, nunca pisó Nápoles. Su mérito para ser adoptado como protector máximo, sin embargo, estaba claro: según la hagiografía católica, el santo fue condenado a morir quemado en la hoguera. Lo intentaron hasta por dos veces, pero el impetuoso fuego se sofocaba inmediatamente al rozar al santo, que se quedaba tan fresco (lo que, por cierto, decidió al tirano a cortarle directamente la cabeza). Y teniendo tan cerca al Vesubio, los napolitanos, no sin razón, concluyeron que nadie mejor que él para librarlos de las iras del volcán. Y ahí los tienes, sin que después de lo de Pompeya y Herculano hayan tenido problema serio alguno con él (a cuyo cráter subimos, por cierto, en motorino, y luego andando).
Por si os decidís a ir, lo principal que queríamos trasladaros son las particulares reglas de tráfico que rigen en la ciudad, tal como las hemos percibido Martha y yo después de nuestra experiencia como conductor/acompañante de motorino y de atenta observación del tráfico durante seis días:
1. Según hemos podido colegir, en Nápoles el uso del casco es voluntario. Está claramente desaconsejado para jóvenes de pelo vistoso acicaladas para eventos festivos, tanto si se es conductor como acompañante. Lo que vale también para los usuarios del motorino de al lado que intentan entablar amistad fraterna con ellas durante el trayecto. Detrás, los coches, miran. La exclusión también alcanza a los niños de hasta 2/3 años que van sentados en la moto, delante del progenitor que conduce; si los acompaña el otro ascendiente, este se encarga del segundo vástago, que va entre ambos; también estos sin casco, naturalmente.
2. Como prueba de este noviciado temprano en circulación vial, podemos certificar el caso de un niño de 11 o 12 años, bajito, obviamente: sin casco, haciendo alardes con el motorino de su padre en la plaza peatonal del Duomo, sorteando a los turistas que entrábamos y salíamos de la Catedral, hasta que se cayó ante la policía, que contemplaba tranquilamente el show y que le prestó pronto auxilio, recomendándole más pericia para la próxima. Consejo que, obediente, siguió el niño, que continuó con su exhibición (del padre no supimos nada).
3. En cuanto a la conducción propiamente dicha, debe tenerse en cuenta que las calles de la antica Nápoles fueron pavimentadas, o por lo romanos o, más recientemente, por los borbones españoles, cuando señorearon por allí hace unos siglos: no hay ni diez centímetros planos y uniformes en la calzada de piedra pulida y deslizante. Adviértase, además, que las estrechas calles se comparten en paciente hacinamiento por vecinos del lugar, puestos de pizza, terrazas, vendedores, turistas, motorinos y algún coche, cada uno a lo suyo; y San Gennaro a lo de todos, porque (aunque no sea propiamente su negociado) de otra forma no se explica tanto nivel de supervivencia. En algunas calles, es un misterio saber cómo se ha metido allí el coche que viene de frente, cómo saldrá, dónde coño pretende ir o meterse y, especialmente, a qué ventana trepas tú para que no te arrolle.
4. En ese complejo entorno, no sorprende ver conducir un motorino a quien lleva apiladas en la palma de una mano hasta cuatro cajas de pizzas familiares (no nos constan casos de 5 o más, aunque a tenor de la habilidad demostrada, no debe descartarse). Lo mismo ocurre con otros paquetes o enseres. Siempre, como es obligado, sorteando turistas o evitando a otros motorinos, lo que tiene su mérito.
5. El uso del móvil en el motorino tiene también sus reglas. La utilización del casco se ve favorecida por la comodidad que supone encajar el móvil entre él y el parietal y la oreja permitiendo conversar cómodamente mientras se conduce. Si no se tiene casco, el teléfono se lleva en la mano o, más precavidamente, entre la mandíbula y el hombro, al modo habitual. Su uso es el común: conversar, contestar el washapp, seleccionar música, comprobar las urgencias, etc.; sin que sean inusuales las discusiones familiares o profesionales de las que generosamente se hace partícipes a los viandantes.
6. A tenor de lo visto, el uso del intermitente parece estar también claramente desaconsejado. En esto hay un gran parecido con España. Todavía recuerdo alguna cara de estupefacción y miradas reprobatorias de otros motorinistas y conductores cuando anunciaba mi maniobra con la señal luminosa. Probablemente ello se debiera a lo inusual del comportamiento, que distrae a otros usuarios, que bastante tienen con estar al tanto de los cientos de motorinos que pueden aparecer en cualquier momento, por cualquier sitio y a cualquier velocidad.
Y, aunque no es todo, aquí lo dejamos, para no cansar. Lo sorprendente es que aquello funciona: el tráfico es posible donde no lo parece, es fluido, expedito y… lo que es más importante: no hay ni de lejos la crispación que aquí, donde el gendarme que cada uno llevamos dentro salta iracundo ante cualquier cosa. Aquello funciona porque se deja paso al otro, no se impide que te adelante, se frena para facilitar las maniobres ajenas…; ¡palabra!, que lo hemos visto, que lo hacen sin protestar.
Funciona en Nápoles: contradictoria, a la vez, opulenta y menesterosa, elegante y cutre, de una vitalidad arrolladora, gritona y amable, vertiginosa y serena, vestida de graffiti, en la que el ruido, el tráfico, las voces, la música callejera, se funden en una sinfonía mágica que te seduce y atrapa, sin que te des cuenta de ello. Por añadidura, todo tutelado por el poderoso influjo de San Gennaro… y de los otros 52 santos protectores. ¿Se puede pedir más?
Juanjo y Martha, por si vais por allí.
Acabamos de volver de un viaje por la Costa Amalfitana y Nápoles. Aunque hemos ido en avión, los desplazamientos los hemos hecho en un scooter alquilado (300 cc). Creo que es la única forma de moverse en el caso de la costa amalfitana y muy conveniente en el caso de Nápoles. La experiencia de estos diez días ha sido intensa y nos ha parecido a Martha y a mí que podía ser útil trasladaros alguna información sobre ello.
El trayecto Sorrento-Positano-Amalfi-Salerno (costa amalfitana) es una carretera preciosa, una curva detrás de otra, junto al mar, de un deslumbrante azul profundo (para el que no tienes ojos, por otra parte), de dos apretados carriles, que se reducen a uno en gran parte del recorrido porque uno de ellos se ocupa con paradas de bus, aparcamiento, venta ambulante, peatones, turistas, tertulias, fotos, etc. Y en ese bucólico entorno se desarrolla el tráfico de los miles de vehículos que por allí circulan como una lenta “serpiente multicolor”, que decían los clásicos del ciclismo.
Pese a todo, se circula razonablemente y sin grandes tensiones, bajo el insoslayable imperio de un único principio: no se puede respetar ninguna de las normas del código de circulación. Si lo haces: provocas el caos, inevitablemente. Tú y solo tú serás el único responsable de la catástrofe. ¡Atentos, que no es broma!
Las normas de tráfico, digamos convencionales, han sido sustituidas por la prioridad absoluta a los “motorini”, que, con el consenso de todos, circulan, se paran o se cruzan donde quieren, cuando quieren y como quieren, a la velocidad que quieren. Las señales de tráfico han sido reemplazadas por códigos gestuales de respeto obligado: una mirada, un gesto, un leve movimiento del hombro, un imperceptible amago con la cabeza; en caso extremo, un suave toque de claxon, no de reproche, sino de aviso y amable advertencia. Y todo fluye, precisamente, porque todo el mundo hace lo contrario de lo que las normas dicen que debería hacerse: uno se para, avanza, adelanta, aparca, maniobra, corre, donde se puede y no donde se debe. Todo lo cual vale también para la isla de Capri, que también recorrimos en motorino, aunque aquí el peligro (real) se concentra en las curvas ciegas, que hay muchas, y que los autobuses y taxis toman como si no hubiera un mañana.
Nápoles es otra cosa, vive en otra dimensión de la realidad. ¡Genial!: la ciudad donde el caos alcanza la categoría de obra de arte. Baste decir que tiene ¡53 santos patrones!, ¡53!, y que el principal, “San Gennaro”, nunca pisó Nápoles. Su mérito para ser adoptado como protector máximo, sin embargo, estaba claro: según la hagiografía católica, el santo fue condenado a morir quemado en la hoguera. Lo intentaron hasta por dos veces, pero el impetuoso fuego se sofocaba inmediatamente al rozar al santo, que se quedaba tan fresco (lo que, por cierto, decidió al tirano a cortarle directamente la cabeza). Y teniendo tan cerca al Vesubio, los napolitanos, no sin razón, concluyeron que nadie mejor que él para librarlos de las iras del volcán. Y ahí los tienes, sin que después de lo de Pompeya y Herculano hayan tenido problema serio alguno con él (a cuyo cráter subimos, por cierto, en motorino, y luego andando).
Por si os decidís a ir, lo principal que queríamos trasladaros son las particulares reglas de tráfico que rigen en la ciudad, tal como las hemos percibido Martha y yo después de nuestra experiencia como conductor/acompañante de motorino y de atenta observación del tráfico durante seis días:
1. Según hemos podido colegir, en Nápoles el uso del casco es voluntario. Está claramente desaconsejado para jóvenes de pelo vistoso acicaladas para eventos festivos, tanto si se es conductor como acompañante. Lo que vale también para los usuarios del motorino de al lado que intentan entablar amistad fraterna con ellas durante el trayecto. Detrás, los coches, miran. La exclusión también alcanza a los niños de hasta 2/3 años que van sentados en la moto, delante del progenitor que conduce; si los acompaña el otro ascendiente, este se encarga del segundo vástago, que va entre ambos; también estos sin casco, naturalmente.
2. Como prueba de este noviciado temprano en circulación vial, podemos certificar el caso de un niño de 11 o 12 años, bajito, obviamente: sin casco, haciendo alardes con el motorino de su padre en la plaza peatonal del Duomo, sorteando a los turistas que entrábamos y salíamos de la Catedral, hasta que se cayó ante la policía, que contemplaba tranquilamente el show y que le prestó pronto auxilio, recomendándole más pericia para la próxima. Consejo que, obediente, siguió el niño, que continuó con su exhibición (del padre no supimos nada).
3. En cuanto a la conducción propiamente dicha, debe tenerse en cuenta que las calles de la antica Nápoles fueron pavimentadas, o por lo romanos o, más recientemente, por los borbones españoles, cuando señorearon por allí hace unos siglos: no hay ni diez centímetros planos y uniformes en la calzada de piedra pulida y deslizante. Adviértase, además, que las estrechas calles se comparten en paciente hacinamiento por vecinos del lugar, puestos de pizza, terrazas, vendedores, turistas, motorinos y algún coche, cada uno a lo suyo; y San Gennaro a lo de todos, porque (aunque no sea propiamente su negociado) de otra forma no se explica tanto nivel de supervivencia. En algunas calles, es un misterio saber cómo se ha metido allí el coche que viene de frente, cómo saldrá, dónde coño pretende ir o meterse y, especialmente, a qué ventana trepas tú para que no te arrolle.
4. En ese complejo entorno, no sorprende ver conducir un motorino a quien lleva apiladas en la palma de una mano hasta cuatro cajas de pizzas familiares (no nos constan casos de 5 o más, aunque a tenor de la habilidad demostrada, no debe descartarse). Lo mismo ocurre con otros paquetes o enseres. Siempre, como es obligado, sorteando turistas o evitando a otros motorinos, lo que tiene su mérito.
5. El uso del móvil en el motorino tiene también sus reglas. La utilización del casco se ve favorecida por la comodidad que supone encajar el móvil entre él y el parietal y la oreja permitiendo conversar cómodamente mientras se conduce. Si no se tiene casco, el teléfono se lleva en la mano o, más precavidamente, entre la mandíbula y el hombro, al modo habitual. Su uso es el común: conversar, contestar el washapp, seleccionar música, comprobar las urgencias, etc.; sin que sean inusuales las discusiones familiares o profesionales de las que generosamente se hace partícipes a los viandantes.
6. A tenor de lo visto, el uso del intermitente parece estar también claramente desaconsejado. En esto hay un gran parecido con España. Todavía recuerdo alguna cara de estupefacción y miradas reprobatorias de otros motorinistas y conductores cuando anunciaba mi maniobra con la señal luminosa. Probablemente ello se debiera a lo inusual del comportamiento, que distrae a otros usuarios, que bastante tienen con estar al tanto de los cientos de motorinos que pueden aparecer en cualquier momento, por cualquier sitio y a cualquier velocidad.
Y, aunque no es todo, aquí lo dejamos, para no cansar. Lo sorprendente es que aquello funciona: el tráfico es posible donde no lo parece, es fluido, expedito y… lo que es más importante: no hay ni de lejos la crispación que aquí, donde el gendarme que cada uno llevamos dentro salta iracundo ante cualquier cosa. Aquello funciona porque se deja paso al otro, no se impide que te adelante, se frena para facilitar las maniobres ajenas…; ¡palabra!, que lo hemos visto, que lo hacen sin protestar.
Funciona en Nápoles: contradictoria, a la vez, opulenta y menesterosa, elegante y cutre, de una vitalidad arrolladora, gritona y amable, vertiginosa y serena, vestida de graffiti, en la que el ruido, el tráfico, las voces, la música callejera, se funden en una sinfonía mágica que te seduce y atrapa, sin que te des cuenta de ello. Por añadidura, todo tutelado por el poderoso influjo de San Gennaro… y de los otros 52 santos protectores. ¿Se puede pedir más?
Juanjo y Martha, por si vais por allí.
Última edición por Juanjo-CO el 18 Jun 2024, 09:39, editado 1 vez en total.
- Pepe Muñoz
- Súmmum Cum Laude
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Muchísimas gracias Juanjo por esta estupenda crónica.
Seguro que es de mucha utilidad. Nosotros pasamos en moto por la costa Amalfitana el verano pasado y corroboramos cada detalle que has expuesto sobre la locura de las motos italianas. Además coincidió que era domingo y la afluencia de vehículos era tan grande que ni pudimos aparcar cuando deseábamos hacerlo porque no había un centímetro libre. Una locura. Eso sí, todo precioso sin duda alguna. Tal era la forma tan increíble de moverse las motos que hasta presenciamos un accidente de una de ellas al adentrarse a lo loco por un túnel lleno de vehículos. Si alguien decide ir, mejor que no sea en verano , o tendrá que tener paciencia para sortear y digerir todo aquello…
Seguro que es de mucha utilidad. Nosotros pasamos en moto por la costa Amalfitana el verano pasado y corroboramos cada detalle que has expuesto sobre la locura de las motos italianas. Además coincidió que era domingo y la afluencia de vehículos era tan grande que ni pudimos aparcar cuando deseábamos hacerlo porque no había un centímetro libre. Una locura. Eso sí, todo precioso sin duda alguna. Tal era la forma tan increíble de moverse las motos que hasta presenciamos un accidente de una de ellas al adentrarse a lo loco por un túnel lleno de vehículos. Si alguien decide ir, mejor que no sea en verano , o tendrá que tener paciencia para sortear y digerir todo aquello…
- Antonio Mompel
- Pelotón intermedio
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Mucha gracias por esta crónica Juanjo, tenemos pendiente visitar esa zona en moto, aunque Elena ya la ha visitado en Bus y en grupo, visto lo que cuentas y lo que ella me dijo, creo que no lo pensaremos 2 veces antes de realizar esa visita.
Un saludo.
Un saludo.
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- Rezagado
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Que bueno, soy nuevo en el foro, pero se ve espectacular todo realmente, mola!
Para sacar renovar el carnet necesito ir a extranjería en Guadalajara?
PD: Soy de Ecuador...
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- Pelotón intermedio
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Buenos días. ¡No os pongáis tan serios! Todo lo que decimos en la crónica es cierto, lo hemos visto Martha y yo en el viaje, y nos hemos reído y nos ha divertido mucho. De tan inverosímil, extraordinario y espontáneo, resulta genial. Solo queríamos sacar una sonrisa de todo ello. En absoluto pretendíamos desanimar a nadie para que no vaya por allí. Todo lo contrario, se divertirá, como nos hemos divertido nosotros, y mucho, especialmente si va en motorino. En los diez días que hemos estado allí no hemos visto ningún incidente de trafico ni de ningún tipo. Por tanto, ánimo y a Nápoli, sin dudarlo.
Un abrazo.
Juanjo y Martha
Un abrazo.
Juanjo y Martha
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- Asistente de Road-leader
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Junjo, Vicky y yo nos hemos reído mucho con vuestra crónica.
Estuvimos allí hace unos veinte años o más. Ya era así. Pero imagina esa experiencia no con un motorino de 300cc,, sino con la BMW 1200LT que pesada casi 400kg. Circular arriba abajo por esa carretera y por la caóticas calles de Nápoles te parecía un suicidio, pero al final, una experiencia sin incidentes, porque toda ella era un incidente. Un viaje precioso e inolvidable.
Estuvimos allí hace unos veinte años o más. Ya era así. Pero imagina esa experiencia no con un motorino de 300cc,, sino con la BMW 1200LT que pesada casi 400kg. Circular arriba abajo por esa carretera y por la caóticas calles de Nápoles te parecía un suicidio, pero al final, una experiencia sin incidentes, porque toda ella era un incidente. Un viaje precioso e inolvidable.
¡¡¡QUE LOS DE LAS LT´s NO ERAMOS MOTORISTAS, QUE ERAMOS COSTALEROS!!!
PERO CON ESA MAQUINA HEMOS DISFRUTADO MUCHO
Socio nº 102
PERO CON ESA MAQUINA HEMOS DISFRUTADO MUCHO
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- Fausto
- Asistente de Road-leader
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- Registrado: 07 Nov 2007, 13:33
- Ubicación: Washington, USA.
Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Juanjo,
Me ha encantado leer tu magnífica crónica motorina, elegante y divertida, muy al estilo d Cervantes y Julio Verne. Refleja muy bien la realidad motera italiana, especialmente en verano. Leerla ha sido un verdadero placer y t lo agradezco.
Desde Madrid, Julie y yo fuímos a la Toscana en Septiembre 2019 y tras 6 días d tragar humo d tubos d escape en atascos enormes, calor sofocante, pueblos interminables sin campo en medio, máquinas d peajes q no funcionaban, gasolineras cerradas o sin gasolina, cajeros automáticos sin dinero o averiados, aparcamientos llenos y motorinos suicidas, Julie, desde el asiento trasero, con la cara tiznada d humo, espetó "¡llévame al aeropuerto más cercano!...¡sácame deste país!...¡nunca más me traigas a Italia en verano, ni en moto ni coche!...¡no quiero regresar a Madrid en la moto!...
Estábamos cerca d Florencia y la llevé a su aeropuerto, donde se metió nel primer vuelo a Madrid. Yo bajé al puerto d Civitavecchia y tuve la suerte d meterme en un barco q iba a Barcelona esa noche.
Han pasado casi 5 años, el turismo se ha disparado y seguro q vuestro viaje ha sido mucho más "excitante" q el mío.
Nabrazo mu fuerte para tí y Martha.
Me ha encantado leer tu magnífica crónica motorina, elegante y divertida, muy al estilo d Cervantes y Julio Verne. Refleja muy bien la realidad motera italiana, especialmente en verano. Leerla ha sido un verdadero placer y t lo agradezco.
Desde Madrid, Julie y yo fuímos a la Toscana en Septiembre 2019 y tras 6 días d tragar humo d tubos d escape en atascos enormes, calor sofocante, pueblos interminables sin campo en medio, máquinas d peajes q no funcionaban, gasolineras cerradas o sin gasolina, cajeros automáticos sin dinero o averiados, aparcamientos llenos y motorinos suicidas, Julie, desde el asiento trasero, con la cara tiznada d humo, espetó "¡llévame al aeropuerto más cercano!...¡sácame deste país!...¡nunca más me traigas a Italia en verano, ni en moto ni coche!...¡no quiero regresar a Madrid en la moto!...
Estábamos cerca d Florencia y la llevé a su aeropuerto, donde se metió nel primer vuelo a Madrid. Yo bajé al puerto d Civitavecchia y tuve la suerte d meterme en un barco q iba a Barcelona esa noche.
Han pasado casi 5 años, el turismo se ha disparado y seguro q vuestro viaje ha sido mucho más "excitante" q el mío.
Nabrazo mu fuerte para tí y Martha.
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- Pelotón intermedio
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Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Queridos amigos: Veo que sabéis de qué hablo. Es lo que tiene ir en moto: "hay que estar mu preparaos". Por eso son tan intensos e inolvidables los viajes en moto: otra forma de ser, de estar y de disfrutar lo que venga.
Un gran abrazo a los cuatro y buen resto de vacaciones.
Jj
Un gran abrazo a los cuatro y buen resto de vacaciones.
Jj
Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Gran descripción de un viaje en moto por esos bellos parajes. Nosotros lo hicimos ha unos años pero con nuestra moto de entonces la BMW 1600cc gtl. Y os aseguro tan apasionante como adrenérgico,.El circular por esa carretera con las motorinis pasándote por todos lados,los, autobuses, camiones de reparto etc. Lo dicho y magníficamente descrito por Juanjo. Y lo de Nápoles.....,..
Chema
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- Ubicación: Capital del Campo de Gibraltar
Re: Costa Amalfitana y Nápoles. Algunos consejos útiles sobre el tráfico
Sin olvidar el santo 54 q es Diego Armando Maradona.
Gran crónica Juanjo. Enhorabuena
Gran crónica Juanjo. Enhorabuena
Non Stop.
Socio 272
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